9 de Febrero del 2012
El relato de Platón en la Apología de Sócrates establece:
...Este hombre, por una parte, cree que sabe algo, mientras que no sabe (nada). Por otra parte, yo, que igualmente no sé (nada), tampoco creo (saber algo).
Y ahora no sé que es la virtud; tú quizás lo sabías antes de hablar conmigo, pero ahora eres ciertamente igual a uno que no sabe...
El valor del pensamiento deriva en el conocimiento de la duda, mediante la admisión de la ignorancia propia.
En pleno 2012, me inspiro en retomar este planteamiento filosófico aplicado en la dinámica actual de nuestra sociedad y nuestras ciudades, reconozco que es un tema amplio para estudiar y comprendo que me resulta práctico exponerlo con el siguiente caso que denomino "La cuestión del desconocimiento de la administración de una ciudad", en donde la frase sintetizada de Platón: "Solo sé que no sé nada" la retomo como el discurso real que se interpreta al conocer la forma de actuar de una larga lista de actores y políticos que tienen atribuciones en la administración, planeación y gestión de ciudades latinoamericanas.
La política actual alimentada de discursos empobrecidos, de políticos preocupados e interesados en su mayoría por el poder mismo, comúnmente plagado con actores de grandes carencias en su formación académica y dudosa probidad, se vuelven el mayor peligro por su demagogia al exponer compromisos en campaña de proyectos inadecuados, poco viables, no reconocidos por los instrumentos de planeación y expuestos de forma irresponsable con argumentos aparentemente validos. Al gobernar son acciones que se van transformando en caprichos del político al tener su palabra comprometida con la sociedad que dio un voto por él, son acciones de dudoso valor efectivo a las necesidades de desarrollo.
El error más crítico es cuando aparecen políticos que sin tener la formación académica especializada, sin la asesoría requerida, tienen la supuesta certeza de saber todo lo necesario para administrar, planear, gestionar y hasta diseñar su ciudad, son los que normalmente creen que con las virtudes con las que nacieron, la iluminación propia que tienen y lo poco que han aprendido de la universidad de la vida, es suficiente para imaginarse que nadie tiene la capacidad de enseñarle algo más, creando ese sentimiento de superioridad y ego tan dañino para las ciudades.
Estos actores en ocasiones tienen la oportunidad de escuchar a diversas opiniones diferentes a las que el plantea, expuestas por especialistas, sin embargo por la superioridad que prevalece y cree de él mismo simplemente etiqueta las oportunidades de mejoramiento en simples acciones de supuesta mitigación, nunca de reconocimiento de algún error, acciones que promueven la generación de barreras y la limitación misma para realizar los ajustes necesarios en sus acciones.
Hay otro tipo de actores de gran daño al crecimiento desordenado de las ciudades, el que sabe y reconoce su ignorancia en el tema pero prefiere que nadie más lo sepa y tampoco decide buscar asesoría para su atención oportuna, estos actores a pesar de sus responsabilidades tiene serios problemas para decidir y actuar, llegando a generar procesos extensos en tiempo por la ausencia de conocimientos para calificar de forma responsable, oportuna y eficiente la actuación o solución de los casos que se le presenten de forma segura, responsable y legal. Son actores que normalmente han tenido actividades diversas al desarrollo urbano, no cuentan con el conocimiento y la asesoría mínima para su adecuada comprensión y atención de sus atribuciones.
La ignorancia entre actores que no saben nada y creen saber, o los actores que no saben nada y descuidan todo, generan siempre las condiciones para la activación de impactos por sus decisiones irresponsables, será de gran utilidad poder medir el daño a la sociedad y a las ciudades, los actos de los malos gobiernos identificados.
Desconozco si existe actualmente algún estudio que genere conocimiento sobre el desconocimiento de temas urbanos en los actores y funcionarios de los gobiernos actuales, así como de los impactos ocasionados por su vulnerabilidad o debilidad.
La virtud de la humildad para reconocer la ignorancia o falta de conocimiento para atender el tema de la administración, planeación, gestión y diseño de ciudades sustentables, competitivas y ordenadas, es fundamental para activar la reforma requerida en el proceso de mejoramiento ordenado de las ciudades.
El valor de escuchar y comprender es la base para activar las nuevas políticas de orden urbano, mediante el soporte de un órgano consultivo técnico de especialistas que representan el conocimiento del tema sin tintes políticos, así como la participación ciudadana efectiva, la cual aporta elementos de utilidad para conocer la percepción de la población sobre su ciudad, permite y facilita la comprensión de la lógica y dinámica urbana.
La cualidad del reconocimiento es el último eslabón que representa rebasar la barrera actual predominante, en donde la atención efectiva de las recomendaciones técnicas y ciudadanas se ven comprendidas y atendidas en las políticas, estrategias y acciones de desarrollo, mejoramiento y orden urbano.
Por lo tanto la adecuada gobernanza respetuosa y responsable entre sociedad y gobierno, la participación efectiva de la ciudadanía, la transparencia de información del gobierno, la observación colegiada en temas de interés público de la sociedad y su ciudad, el análisis de resultados, así como la evolución de atención y comportamiento del desarrollo soportado con un sistema de indicadores y los ajustes a las políticas, estrategias y acciones son parte necesaria para un proceso sano de mejora continua en el desarrollo de la comunidad y de la calidad de ciudad que se habita.
Maldita ignorancia que no permite comprender el impacto del inadecuado desarrollo, su impacto al entorno, el detrimento de nuestra calidad de vida y el valor del conocimiento requerido en su administración para un mejoramiento ordenado, responsable y sustentable.
El mayor problema se mantiene en que hay aún políticos que ni ellos saben que no saben nada, pero creen saberlo todo y siguen día a día actuando con omisiones, promoviendo el desorden, actuando de forma irresponsable y fuera de un modelo sustentable.
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